El recorrido presencial y su
imaginación previa de un paciente por una sala de radiodiagnóstico forma parte
de sus experiencias de ‘relación’ con los espacios (vestidor, sala), la posición,
el ‘roce’ con los equipos (con la sonda y el gel en ecografía, con las antenas
en resonancia, con el compresor en mamografía, con las sondas en estudios
digestivos, con las sustancias de contraste…) e incluso con los ruidos o con
las propias representaciones gráficas de las imágenes.
Incluyendo el asunto de los valores de
Dosis de Radiología, y que el diagnóstico de una única prueba puede no ser
concluyente sino complementario a otras pruebas, nos encontramos con que la
experiencia del paciente en Radiología está llena de incertidumbres que
se suma a los riesgos de las Dosis o de los riesgos y efectos de los agentes de
contraste, donde el Consentimiento Informado es un proceso que ‘parece’ estar
resuelto con la firma del paciente y sin embargo muchas veces no sabemos si una
reacción alérgica al contraste se ha producido por un estado de ansiedad, que
puede confundirse también. En Clínica Resolana velamos para que el paciente cuente con la mejor experiencia.
Las preocupaciones y grandes mitos de
las pruebas dela mamografía.
La paciente (el 99 % de las mujeres
son las citadas en sala de mamografía) que recibe una cita para hacerse una
prueba de mamografía habitualmente se hace un recorrido mental sobre cómo va a
ser su experiencia.
Falsos mitos de las mamografías
1.Las mamografías no ayudan:
El aumento de las tasas de supervivencia del cáncer de mama se atribuyen
a los mejores resultados por la combinación de tratamientos (Radioterapia,
Inmunoterapia, Cirugía, Quimioterapia), aunque se está poniendo en tela de
juicio la detección temprana o el sistema de cribado poblacional.
Es cierto que actualmente existe un escepticismo sobre la mamografía
para que se hagan a mujeres mayores de 50 años a menos que tengan antecedentes
familiares de cáncer de mama o riesgos propios como cáncer de ovario o de útero
(existe relación hormonal entre la mama y los ovarios y útero o cérvix).
Sin embargo, la detección temprana del cáncer a través de la mamografía
no sólo ayuda a la intervención de los tratamientos para sobrevivir al cáncer
sino también para elementos clave en la mujer: antes se diagnostica, antes se
evita la mastectomía o extirpaciones muy pequeñas en cirugía que ayudarán a
salvar la propia mama, no sólo la vida del paciente. La ‘normalización’
anatómica también es un factor a tener en cuenta.
2.La mamografía produce cáncer:
Las dosis de radiación en las mamografías utilizan valores aproximados a
la radiografía, y por tanto el riesgo de daño oncológico es extremadamente
bajo. De hecho, es imposible atribuir a un paciente que, debido a las pruebas
de radiodiagnóstico, pueda generarse cáncer porque también existen cánceres
latentes que no han ‘dado la cara’.Sin embargo, gracias a la innovación en
tecnología, las dosis de radiación en la mamografía han disminuido
constantemente con el tiempo, y a su vez hemos aumentando en precisión y la
calidad en la imagen, por eso se diagnostica más y mejor.
En Radiología usamos el criterio ALARA, como principio constante de
precaución: sabemos que los beneficios de detectar y tratar algo superan con
creces el potencial extremadamente pequeño de daño causado por la exposición a
la radiación. Por ejemplo, es cierto que la Radioterapia sí puede generar
cáncer. Está probado.
3.Las mamografías tienen errores:
Aunque las mamografías son la mejor herramienta que tenemos en la
detección temprana, en general, las mamografías son aproximadamente un 80%
efectivas en la identificación de un cáncer. Por eso se complementan con las
Ecografías, con la Resonancia Magnética e incluso con la Medicina Nuclear
cuando se usa un marcador para detectar actividad tumoral en los ganglios de la
axila.
También es posible que aparezca un resultado falso positivo (cuando una
mamografía indica la presencia de cáncer y no es cierto cuando se hacen las
otras pruebas complementarias). Aunque la mayoría de las mujeres recitadas,
para otras pruebas complementarias, no tienen cáncer, es importante saber que
el control periódico es importantísimo: Sabemos que los hábitos de vida no
saludables (fumar, obesidad, alcohol, inactividad física) aumentan mucho los
riesgos de cáncer de mama. Es cierto que la repetición de pruebas producen
inquietud, incomodidad y ansiedad: pero tenemos mucha experiencia en saber que
“no había cáncer y ahora está, y es muy agresivo” cuando hubo un error de
diagnóstico y la paciente dejó de confiar en la mamografía.
4.Las mamografías son dolorosas:
Tampoco los Técnicos de Radiología tienen todos el mejor día, todos los
dias, para tener mayor o menor sensibilidad o a veces tienes que correr
demasiado haciendo las pruebas por una mala gestión de citas en el Servicio (no
se recomienda citar más de 23 pacientes por turno en una misma Sala con un
mismo profesional, con el fin de que atiendan adecuadamente en tiempo y forma a
las pacientes), ni todas las Pacientes ni la misma estructura de tejidos
mamarios (mamas densas o menos densas), o podemos incluir la sensación de miedo
o ansiedad por el propio diagnóstico. A veces duele más la tirantez que produce
en los músculos del hombro, y la ‘tensión’ hace que parezca que duele todo.
5.Collarín de tiroides:
El análisis dosimétrico del estudio internacional más citado expresa
en sus conclusiones que “el blindaje de tiroides durante la mamografía es
innecesario, y puede aumentar las repeticiones en lugar de disminuir la
protección radiológica de la tiroides” (media de repetición de pruebas de un 20
%.). El protector de tiroides durante la mamografía (Radiologia Club. Agosto
2016) es un artículo previo al más reciente No hace falta el collar plomado
para tiroides en la prueba de mamografía (diciembre 2017), donde un vídeo
experimental demuestra una medición de energía ionizante, cuya cantidad es
prácticamente despreciable como para seguir pensando en el collar de tiroides
como necesario.
En cuanto al riesgo de dosis en glándula tiroides por la mamografía,
tenemos que el 7º Informe sobre Efectos Biológicos de la Radiación Ionizante
(BEIR VII) determinó que el riesgo durante toda la vida de padecer un cáncer de
tiroides inducido por radiaciones es de 14 por cada 100.000 mujeres expuestas a
0,1 Gy. Por lo tanto, asumiendo la mayor dosis posible de 4,7 mSv por
mamografía convencional (es menor en mamografía digital), el riesgo durante la
vida de padecer un cáncer de tiroides inducido por un examen de screening para
una mujer de 40 años es de seis por billón. Esto es, 1 en 166.000.000 (uno en
166 millones). Incluso, este riesgo disminuye con la edad.
Si sumamos el riesgo
para múltiples exámenes, el riesgo acumulado de tener un cáncer de tiroides a
causa de un screening mamográfico anual entre los 40 y los 80 años es de
aproximadamente 56 por billón. Es decir, 1 en 17.800.000 (uno en casi 18
millones).
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